Entre las pequeñas manías que tengo esta el empezar las cosas por el final y acabarlas por el principio: listados, trabajos, proyectos, tareas… a veces hacerlo en orden inverso hace que me resulten un poco más fáciles y motivadoras.
Con los libros ni se puede ni se debe hacer lo mismo, así que antes de empezar con la lectura me gusta leer la primera y la última palabra de éste.
La semana pasada acabé de leer “El juego de Ender” de Orson Scott Card y las palabras que dan título al post son las aplicadas en su caso al ejemplo anterior.
La novela cuenta la historia de Ender, un niño de seis años al que reclutan en una escuela espacial de batalla para poder (en un futuro no muy lejano) defender a la tierra de los insectores, una amenaza que puede acabar con la raza humana.
Pese a lo raro que os pueda sonar el argumento a aquellos que no estéis muy habituados al género reconozco que, como balance final, no está nada mal.
Más allá de las batallas y el espacio se trata de una historia de valores morales, de luchas internas al extremo que te sorprenden hasta el punto de parar la lectura para encontrarte a ti mismo debatiendo sobre lo correcto o incorrecto de lo acontecido.
...Sólo he tenido un problema con este libro y es que cuando me encuentro ante algo que tiene mucha fama o que me han recomendado encarecidamente, no puedo evitar pillarle manía y mirármelo des de una cierta distancia. En el caso de “El juego de Ender” me pasaron las dos cosas y reconozco que he prolongado su lectura por buscarle el defecto…
Menos mal que para el siguiente tengo preparado algo muy diferente (por aquello de guardarse las espaldas) que espero poder contaros en breves ;)
Página del cómic basado en la novela |
hmmm se lo regalé a mi novia el Sant Jordi del año pasado... a ver si me lo leo yo!! :)
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